lunes, diciembre 13, 2010

Los amigos que no perdí

A lo largo de los años uno va juntando, como si se tratase de monedas en una alcancía, pequeños tesoros que de cuando en vez nos salvan el pellejo. Estos pequeños tesoros, también llamados "amigos" a veces vienen de a dos, de a tres o en paquetito de uno solo. Lo bacán, es que si uno se fija, no tienen fecha de vencimiento, pero eso si, deben de ser bien conservados. Y no precisamente en refrigeración a 10 grados centigrados, pero sí bajo un riguroso suministro de aprecio, respeto y dedicación.

A algunos se les da más fácil esto de la amistad. Otros, por el contrario, tienen que luchar contra sus propios orgullos en pos de mantener a los viejos amigos. Y eso, porque peleas nunca faltan y cada cual con su temperamento se entiende.

Al final en el camino, siempre hay bajas que lamentar. Pero aquellos que quedaron, aquellos que sobreviven hasta ahora y luchan día a día pequeñas batallas de egos y desacuerdos, esos que quedaron, son los que valen más.

Dicen que los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de la mano, yo quizás los cuento con los dedos del pie. Pero igual, los cuente como los cuente, ahí están, dispuestos a darme un buen golpe para hacerme despertar, y regresar a esta realidad, que hasta el día de hoy, intento sobrevivir.

1 comentario:

P.E.P.E. ® dijo...

y ...los amigos!
estan ahi.. te hinchan las pelotas a veces.. pero ahi estan, fieles.
y se les quiere.
(y necesita)
un saludo!